Insomnio:

Hombre de 44 años. Refiere despertarse por las noches y le cuesta volver a dormirse. Ocasionalmente suele padecer de jaquecas. Tiene un trabajo estresante y sedentario.

Después de la tercera sesión ha dormido dos noches enteras sin despertarse.

Fibromialgia:

Mujer de 74 años con posible diagnóstico de fibromialgia. Refiere dolor continuo. Comenta que el dolor le pone de mal humor. A la tercera sesión refiere que se relaja mucho y se da cuenta de que cuando se relaja el dolor disminuye y que al disminuir el dolor ya no se encuentra de tan mal humor. En este caso la Reflexología Podal le sirve para romper el círculo vicioso de: “me duele, me enfado, cuanto más me enfado más me duele” para convertirlo en: “me relajo, me duele menos, cuanto más me relajo menos me duele”.

Molestias Gastrointestinales:

Chico de 26 años con molestias gastrointestinales desde hace unos tres años. Habitualmente se levanta de noche por el dolor y pasa más de una hora sentado en el baño. Estuvo de baja laboral un mes. El resultado de la colonoscopia y demás pruebas es normal. Es una persona sensible y muy receptiva a la Reflexología, como lo demuestra el hecho de que, sorpresivamente, sus síntomas remitieron completamente después de la primera sesión. Seguimos con sesiones de mantenimiento, es decir, preventivas.

Mareos Posturales:

Mujer de 33 años. En su trabajo de operaria ha de mantener posturas forzadas largo rato. Refiere dolor en el cuello y a veces siente que se marea levemente durante unos momentos. Siente que “se me va un poco la cabeza”. Es una sensación leve pero incómoda que viene teniendo desde hace unas semanas. Sufre de jaquecas desde hace años para las que toma uno o dos analgésicos, dependiendo de la intensidad del dolor.

Después de cuatro sesiones (una a la semana) comenta que se siente más relajada pero que tanto los mareos como las jaquecas le siguen más o menos igual. Después de la quinta sesión, en toda la semana siguiente, sólo ha tenido jaqueca en una ocasión y los mareos son menos frecuentes. Para la sexta sesión ha pasado toda la semana sin jaquecas y sin mareos. En la séptima sigue sin síntomas. En la octava tuvo  jaqueca y mareos en una ocasión. En la novena sesión refiere dolor punzante en la zona lumbar. Le pregunto por las jaquecas y los mareos y sorprendida me responde: “¡Anda!, ni me acordaba, no he tenido nada”. Desde esa sesión no le han vuelto esos síntomas.

La Reflexología Podal es un proceso que va por capas, como las cebollas. Cuando unos síntomas se equilibran, si hay otros latentes, éstos saltan a la palestra. El organismo se va armonizando poco a poco, a su ritmo y la Reflexología Podal lo ayuda a hacer su trabajo, sin forzarlo, sin apremiarlo, sin exigirle. Nuestro cuerpo es muy agradecido. Si lo tratamos bien, nos trata bien.

Dolor Corporal:

Mujer de 57 años. Refiere dolor en los hombros y en las lumbares, sobre todo al levantarse. Le salen positivos seis puntos de los catorce que diagnostican fibromialgia. Trabajo de gran responsabilidad, lo que significa que está sometida a gran presión y desde hace muchos años. Presenta una actitud de confianza, entrega y ánimo de mejorar. Capacidad de interiorización. Busca aliviar el dolor. Prefiere evitar los analgésicos.

Después de la primera sesión notó muchos movimientos peristálticos, un aumento de la micción y gran relajación a lo largo de esa tarde. Después de la segunda sesión durmió descansando “de 8 a 8”. Durante el transcurso de la tercera sesión presenta reacciones de tipo vegetativo con suspiros profundos y gestos faciales. Al terminar refiere que ha sentido “como que caía al vacío” (es una de las sensaciones que se pueden sentir al comenzar el cuerpo a relajarse profundamente). En la cuarta sesión comenta que el dolor va cediendo, que se encuentra mejor. Seguimos profundizando.

Duelo:

Lidia tiene 74 años. Es una mujer enjuta, activa, con mucha energía. Come poco desde siempre porque su punto débil es el estómago, tiene digestiones lentas. Uno de sus hijos falleció hace pocos meses de forma repentina. Poco después un amigo de este hijo también falleció sorpresivamente. Se encuentra manteniendo a raya la tristeza, sigue con su vida habitual, con sus rutinas, sus nietos la mantienen activa y ocupada. Los martes era el día en que su hijo solía venir a comer. A veces se le olvida y le extraña que no suenen las llaves a la hora de siempre.

La Reflexología le hace parar, conectar con su cuerpo, con su dolor. A ratos, no puede reprimir las lágrimas. Después de llorar se encuentra más tranquila y en cierta medida, aliviada.

Dolor Articular:

Eugenio tiene 79 años. Acude por recomendación de una conocida. Toma varias pastillas al día: para la arritmia en el corazón, para la tensión y para el colesterol. Dice que está cansado, que le duelen los huesos, sobre todo las rodillas. Casi todos los días se echa una pomada que le alivia el dolor y le permite moverse mejor. Viene a probar este tipo de masaje, a ver si le ayuda a encontrarse un poco más “vital”.

A la segunda sesión acude contento, dice que algo ha notado, que se encuentra un poco mejor, que duerme las mismas horas, pocas, pero que descansa más. Que se nota más fuerte. Después de la cuarta sesión ya no se echa la pomada en las rodillas.

Cansancio Crónico:

Lucía tiene 52 años. Refiere cansancio “crónico” y dolor en piernas y pies. Está cansada, sin energía. Paradójicamente dice dormir mucho y bien. Comenta que ya es tanto el tiempo que lleva así que en su entorno no se toman muy en serio su malestar. También sufre de estreñimiento “crónico” y de hemorroides.  Acude con la esperanza de mejorarse. Por diferentes circunstancias se siete presionada en su entorno laboral.

Después de la cuarta sesión se le activan las hemorroides. Es en esta sesión cuando verbaliza lo que para ella fue el punto de inflexión en su vida a partir del cual comenzaron sus diferentes malestares, a partir del cual incluyó en su vocabulario la palabra “crónico”.

Sofocos:

Elena tiene 55 años y unos sofocos nocturnos que no la dejan descansar. Sobre todo en verano. Lleva  así unos tres años y viene a probar la Reflexología Podal porque no quiere tomar pastillas.

A partir de la quinta sesión la intensidad de los sofocos se va reduciendo y desde la octava se han convertido en ocasionales. ¡Eureka!.